Cada doce minutos- En el minuto doce- estoy sola en este lado, solamente estoy acompañada por el cemento y una señal que está cambiado...después llega un hombre con un sombrero, las gafas, y una chaqueta de cuero. Al tercer minuto-nada- estoy mirando la gente enfrente de mí. Hay una guagua con su mamá, un viejo con una gorra encima de sus mechones de pelo blanco. No recuerdo el noveno o el octavo minuto. Durante las siete- la señal para en el medio de un cambio...hay un destello de las palabras, pero después continua el orden normal. En el minuto seis- trato parar contar los minutos. Doce minutos no son muchos, pero usualmente pierdo interés en el tiempo por la mitad de la espera....Cinco minutos me quedan y todavía estoy esperando. Por suerte, las vistas me parecen nuevas aún y no me aburren. Pues, durante el minuto cinco, miro el cielo, las nubes, el mar. Salta el minuto cuatro porque pasa sin mi realización. Al final, los últimos minutos pasan rápidos. Llega el metro tren. Con luces encendidas viene la oruga azul- mi roca y apoyo de cada día.
El interior siempre está lleno de una buena onda. Los pasamanos verdes, las sillas desgastadas, la gente, la música, la comida...todo es una parte normal del viaje. Las colaciones regulares: Súper Ochos, nueces, frutas secas, croquetas, y dulces con manjar. La música: una flauta, un piano, una guitarra, una voz. A veces, hay espectáculos distintos...por ejemplo, el hombre que lee los poemas, el hermano que hice el rap, la mujer que baila algo hindú. El viaje no es simplemente de la salida al destino, mejor dicho, es una aventura cada vez. Por el contrario, las micros son una historia más única. La cosa es que aunque existe los buses en otros países, incluso los Estados Unidos, las micros funcionan en una manera rara y excepcional. Puedo describirlas en fragmentos sencillos. Al frente, pegatinas y baratijas, un soporte llena de moneda. El exceso de velocidad, arriba, abajo los cerros. Paradas rápidos, llena de gente, olor apestoso...y siempre, incluso si estoy sentado, estoy casi cayendo con las curvas y la velocidad. |